domingo, 9 de febrero de 2014

INVIERNO EN CASTRILLÓN

Aunque los días son cortos y las sombras largas, el invierno también nos deja preciosos paisajes en nuestro pueblo. No se aprecia en las fotos el sonido del viento en Castrillón, ni el olor a bosque mojado, ni se siente el frío, ni el sabor de la comida hecha por el fuego de la leña; sin embargo hay algunas imágenes que nos pueden ayudar a imaginarlo...

Que lo disfrutéis, junto con la poesía de Juan Ramón Jiménez.

LAS TARDES DE ENERO

Va cayendo la noche:
La bruma ha bajado a los montes el cielo:
Una lluvia menuda y monótona humedece los árboles secos.
El rumor de sus gotas penetra hasta el fondo sagrado del pecho,
donde el alma, dulcísima, esconde su perfume de amor y recuerdos.

¡Cómo cae la bruma en en alma!
¡Qué tristeza de vagos misterios
en sus nieblas heladas esconden esas tardes sin sol ni luceros!

En las tardes de rosas y brisas los dolores se olvidan, riendo,
y las penas glaciales se ocultan tras los ojos radiantes de fuego.
Cuando el frío desciende a la tierra, inundando las frentes de invierno,
se reflejan las almas marchitas a través de los pálidos cuerpos.

Y hay un algo de pena insondable en los ojos sin lumbre del cielo,
y las largas miradas se pierden en la nada sin fe de los sueños.
La nostalgia, tristísima, arroja en las almas su amargo silencio.
Y los niños se duermen soñando con ladrones y lobos hambrientos.
Los jardines se mueren de frío; en sus largos caminos desiertos
no hay rosales cubiertos de rosas, no hay sonrisas, suspiros ni besos.

¡Cómo cae la bruma en el alma perfumada de amor y recuerdos!
¡Cuántas almas se van de la vida estas tardes sin sol ni luceros!